
incontables muertes
innumerables domingos
múltiples séptimos días sin fosforescencia
ni en tus 35
ni en mis 26
Son las once en córdoba
y están los platos en la mesa
y la comida sobre el fuego azul
y la tele prendida con el volumen bajo
vos te bañas/
yo escribo
escribo
en un intento de sobrevivir a otro díasiete
envidio
que
la felicidad sea la ducha
esa agua fuerte y ruidosa y caliente
ese lujo hermoso
que es el cuerpo limpio/
mojado y limpio
escribo
envidio
espero
esa hora perfumada
en que los verbos vienen
-por primera vez-
a llenar de presencia
un
putísimo
domingo.