detras del lava ropas
veo el trayecto
desde lo torpe de mi acción impulsora
hasta el piso
duro y cruel y duro piso
los pedacitos de vidrio azul
-que permanecen escondidos allí abajo-
me hacen acordar
que fue un regalo
un regalo
para esta mujer que ahora vive sola
y necesita un vaso
para el agua que nunca ha de beber
o
el vino del desahogo
o
el poema tinto
lo que queda del vaso
todavía está ahí
total,
nadie puede imaginar su deceso
y
sólo yo
sé
para qué cuernos servía.